Profesor del Tecnológico de Monterrey hace una crítica en como, en época de elecciones, hay candidatos a un puesto público que se bajan de la contienda y se pronuncian en favor de otro sin ningún tipo de sanción real
Por Pablo Ayala | Formación Ética - 24/05/2021

Pablo Ayala | Opinión | Formación Ética y Ciudadana

Algo de lo que no se ha dicho con relación a la campaña electoral por la gubernatura del estado de Sonora, es que fue la más cara de todas.

El INE autorizó a cada uno de los contendientes gastar hasta 85 millones de pesos.

Queda por ver cuánto de ese monto fue utilizado por el equipo de Ricardo Bours, quien, como sabemos, abandonó la causa de Movimiento Ciudadano para abrazar la de Va por Sonora, encabezada por el ahora pripaniperredista Ernesto Gándara.

Para no caer en la especulocracia, diremos que la decisión de Bours debería entenderse como parte de una estrategia (de último momento) encaminada a minar las posibilidades de que el ahora morenista Alfonso Durazo se lleve la contienda.

 

Multitas

 

¿Deja alguna lección un chapulineo tan burdo? ¿El hecho debe quedarse en ese plano, el de las lecciones aprendidas, o debería pasar a otro, digamos, al de las consecuencias?

Traigo esto a cuento, porque durante las tres últimas elecciones, las y los candidatos de todos los partidos, sin pena alguna, cambian de rumbo como veleta al viento, sabedores que su decisión no les traerá una sanción tal, que les disuada para no dar brincos en el futuro.

Sin embargo, el hecho de que no haya sanciones modélicas, no significa que no haya afectados de por medio.

No solo me refiero a quienes se les partió el corazón, sino a los ciudadanos que, sin ser de uno u otro partido, vemos cómo se despilfarran el dinero de nuestros impuestos.

Por ello, más allá de las multitas, van unas cuantas ideas (ciudadanas) que el INE podría poner en marcha para reducir el ímpetu chapulínico:

1) inhabilitación temporal o permanente. 

2) reducir la mitad del presupuesto asignado al partido que se deja y al que se arriba. 

3) reponer el dinero gastado al momento, donde una parte la ponga el partido y otra el claudicante.

4) impedir la entrada a otro partido por la vía del chapulineo.

Estas ideas, seguramente, no resolverán el problema, pero al menos podrían disuadir a tanto entusiasta que cambia de partido, con la misma facilidad que cambia de cal…cetines.

 

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