Guillermo Martínez Iracheta, profesor de Música en campus Laguna, comparte su historia profesional en el Tec.
Por Ana Lucía Aguilar | Campus Laguna - 29/01/2022 Fotos FERNANDA ESPINO | CAMPUS LAGUNA

“Para mí el Tec es mi vida, ha sido mi desarrollo. Yo me formé y me crié en el Tecnológico de Monterrey”.

Estas son las palabras de Guillermo Martínez Iracheta, quien a 30 años de encabezar el área de Música del campus Laguna, comparte su historia en la Institución.

Fue durante la entrega de Premios LiFE en diciembre del año pasado que el profesor fue reconocido por sus tres décadas de trabajo y entrega.

“Estoy muy feliz de todo lo que me ha pasado en el Tec, de todo lo que me ha regalado. He hecho excelentes amigos y compañeros”, agregó.

 

 

La música, herencia de familia 

“Estoy 100 por ciento seguro de que mi gusto por la música es por parte de mi familia”.

El profe Memo, como lo conocen en campus Laguna, menciona que sus tíos formaban parte de agrupaciones musicales y practicaban en casa de la abuela, lo que iluminó el gusto de la música en Guillermo.

“Cuando todos se iban yo me metía a la sala de música y agarraba lo que podía, el micrófono, la guitarra, la batería”, expresó.

Al ver su interés por la música sus tíos empezaron a brindarle clases, “yo creo que como a los 10 años ya tocaba mi primera canción de Los Beatles”, recordó.

En secundaria integró su primer grupo musical y en preparatoria formó parte de un grupo de rondalla.

“Los 10 de mayo fueron los más épicos. Empezábamos desde las nueve afinando gargantas y acabábamos entre las cinco y seis de la mañana”.

Posteriormente, se juntó con cuatro amigos para formar un grupo llamado “Ángel” en el que aprendió a tocar el bajo, hasta que sus tíos lo invitaron a formar parte del grupo familiar, en el que perfeccionó sus conocimientos en teclado.

Con estudios en escuelas locales de música, Guillermo ya tocaba profesionalmente a la edad de 15 años.

La prueba de una semana que se convirtió en 30 años

Guillermo Martínez tenía 18 años cuando su hermano, Jorge, quien estudiaba en PrepaTec, le comentó que su profesor de música ya no seguiría en la escuela.

“El empujón fue de mi hermano para que yo estuviese aquí en el Tecnológico de Monterrey”. 

“Tú eres mejor que el profesor que teníamos”, recordó las palabras de su hermano. “No sé si me lo dijo para que fuera, pero eso me animó. Eso fue en 1991”.

Fue el Director de Asuntos Estudiantiles en aquel entonces, Luis Alberto Vázquez, quien le brindó la oportunidad.

“Pues vamos a ver cómo trabajas. Yo creo que te quedas una semana”, me dijo.

 

Reto constante, trabajar en el Tec

Guillermo, quien nunca había sido maestro, asumió el reto de brindar clases a jóvenes que tenían su edad.

Con el crecimiento del campus y el área de Difusión Cultural, Laguna empezó a generar cada vez más espectáculos para la comunidad Tec y los habitantes de la región.

Las obras de teatro, musicales, réquiems y ensambles generaron una necesidad de más talento, así fue como “Memo” se convirtó en profesor fundador de los talleres de música para aquellos alumnos que quisieran empezar desde cero.

“Nos vimos con la necesidad de enseñar a chavos para que despues vinieran a tocar en los representativos”.

Mis alumnos eran casi mis amigos, entonces yo me sentía parte del grupo.

A 30 años de experiencia, Guillermo Martínez ha dirigido musicalmente alrededor de 50 espectáculos, además su experiencia se ha redondeado con estudios en Berkeley.

“Cada semestre, cada año, tengo que aprenderme otras canciones nuevas. Yo mismo soy un estudiante”.

Entre los espectáculos que recuerda con más entusiasmo están José El Soñador y Luis Mi Sol.

“Fue muy retador pero me siento orgulloso del espectáculo que hicimos”.

Pasión y vocación por la música y la enseñanza

Actualmente, Guillermo brinda talleres de guitarra, bajo, teclado y batería con el mismo orgullo de pertenecer a la institución donde desarrolló su carrera profesional.

Sobre la importancia de la educación integral que tiene el Tec y la formación musical de los alumnos comentó:

“Yo creo que con el trabajo que estamos haciendo los estamos impulsando también a que ellos se desarrollen más y encuentren sus habilidades”.

Para el profesor lo más importante, aseguró, es la posibilidad de dejar una semilla en cada alumno que cursa alguno de sus talleres

“Tengo alumnos que ya se van por la música, que estudian producción musical, y yo creo que esa es mi satisfacción, pero también ver a los chicos ensayando y que desarrollan su expresión”.

“En LiFE hacen amigos, amistades largas y salen muy diferentes de como entraron. Arte y Cultura les cambia mucho la vida. Se las hace más amena”, finalizó.

 

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