Después de vivir una rivalidad, alumnos de campus Guadalajara se reencuentran para portar la misma camiseta.
Por Ana Bábara Romo y Mara Morones - 06/10/2018

Ana Bárbara Romo y Mara Morones | Campus Sonora Norte

El Intercampus es un evento lleno de emoción y pasión, donde borrego se enfrenta con borrego. Se pueden crear rivalidades intensas, pero también podemos encontrar las amistades más estrechas.

En la Región Occidente, se vivieron cuatro días de entrega y esfuerzo donde los diferentes equipos dejaron todo en la cancha para demostrar quién es el mejor.

Todas estas emociones se pueden encontrar plasmadas en las fotos y videos que se han compartido a lo largo de este evento. Una foto en particular ha destacado, no solo por la emoción que captura, sino por la historia detrás de ella.

Intercampus convierte rivalidad en equipo

Tres preparatorias distintas. Una rivalidad. Un reencuentro. Un solo equipo.

El camino de la vida ha llevado a tres alumnos a portar la misma camiseta y jugar en el mismo equipo cuando años atrás jugaban contra ellos mismos con una rivalidad muy marcada.

Una foto de ellos fue tomada, la cual los regresó a la época en la que dejaban de ser compañeros de equipo y jugaban como contrincantes. La foto causó revuelo en sus comunidades porque todos recordaban los apasionados enfrentamientos en los que solían participar y, a su vez, los asociaban con el fervor característico de sus juegos en equipo de hoy en día.

Desde tiempos remotos, siempre existió una rivalidad entre ellos. Antes jugaban en distintos equipos en el Intersalesianos Nacional de sus preparatorias, ahora se encuentran jugando como uno solo en el Intercampus de la Región Occidente del Tecnológico de Monterrey.

Manuel Cota, proveniente del Colegio Nueva Chapalita, Andrés Pérez, del Colegio Nueva Revolución y Emilio Morales del Colegio Salesiano de Zamora, y jugadores del equipo representativo de voleibol del Campus de Guadalajara nunca imaginaron llegar a tener un lazo de amistad como el que viven ahora.

Al ingresar al Tec e inscribirse al equipo de voleibol, nunca se les ocurrió ver a sus mayores contrincantes practicando a su lado. Entre práctica y práctica comenzaron a reconocer sus rostros y conectarlos con sus competencias en preparatoria.

Aunque muchas veces una rivalidad del pasado lleva a formar choques entre personas en el presente, los tres alumnos la dejaron fuera de la cancha y formaron, entre ellos, un nuevo sentido de pertenencia.

‘¡Tú eres de Zamo!’ me gritaban entusiasmados Andrés y Manuel, mientras yo celebraba el habernos dado cuenta que ya habíamos jugado contra nosotroscomparte Emilio Morales muy animado. Es muy padre que primero los veías como otro equipo y ahora estámos en un solo equipo, y uno mucho mejor”.

En cuanto se reconocieron completamente, comenzaron a señalarse y exaltar en ánimos sus nombres y colegios y, con mucha alegría, recordaban todo lo que llegaron a hacer anteriormente.

Es muy padre reconocer que ellos eran mis rivales, los más fuertes, que antes jugábamos en distintos lados de la cancha, que les había ganado o que ellos me habían ganado. Ahora unidos, sé que él me va a respaldar y yo lo apoyaré a él reflexiona Manuel Cota.Chapalita, Nueva Revolución y Zamora unidos, ahora en el Tec: una gratificante experiencia.

Ahora, en el Intercampus de Región Occidente, se puede notar la transformación positiva y el sentimiento de fraternidad que su rivalidad los llevó a construir. Su unión inigualable se ve plasmada en los pases de pelota y en las canchas de Sonora Norte.

Es bonito dejar atrás la etapa de la rivalidad para que llegue una nueva, y yo, la verdad, me siento muy respaldado por ellos. La transformación de rivalidad a fraternidad es una gran experiencia de corazón, comenta Andrés Pérez.

Son las vueltas de la vida las mejores fuentes de aprendizaje y de crecimiento personal. De un juego deportivo, lo más importante no solo es ganar el partido o construir una rivalidad entre equipos.

En cambio, lo más importante es dejar la competencia por un lado y jugar en equipo un partido, aportando en el aquello en lo que cada uno es bueno para así poder aprender el uno del otro y crecer como equipo.

“El premio más grande para el equipo es llegar a las finales”, nos compartió Vender Sousa, entrenador del equipo de voleibol varonil de Guadalajara. Y un segundo es la unión del grupo, que se preocupen y todo lo que entrenan, que eso puedan disfrutarlo.

Existen muchas historias de rivalidades que dieron paso a grandes amistades como la que se encuentra detrás de esta foto icónica del Intercampus. De esto se trata este evento, unirnos por nuestro amor al deporte bajo un solo color para formar parte de un solo Tec.

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