Docente del Tec de Monterrey comparte reflexión acerca de la celebración mexicana del Día de Muertos en el escenario de pandemia actual
Por Gerardo González | ESC. DE HUMANIDADES - 30/10/2020

Gerardo González Lara  | Opinión | Profesor Titular del Departamento de Estudios Humanísticos  de la Escuela de Humanidades y Educación

En medio la situación de infelicidad que nos tiene este COVID-19 y sin saber hasta cuándo saldremos de ella, la situación actual en México y el mundo nos genera la experiencia más real y la sensación de ser testigos y protagonistas de la historia de la humanidad.

Una historia que dentro de cien años o más, describirá esta pandemia de nuestro presente como una tragedia similar a las que hoy ya hemos leído sobre nuestro pasado.

Una lectura como una manera para tratar de entender la situación presente o también, tal vez, a modo de consolación colectiva por el luto e impotencia global ante este mal.

La tradición de la celebración de nuestros Día de Muertos adornada de bellos altares, creativas calaveras, rico pan con chocolate, disfraces, convivencia y otras muestras de jolgorio que nos brinda esta tradición que nos da identidad y ancla memoria. Día en los que disfrutamos dialogar con el pasado se contrapone con el presente.

 

Celebración Día de Muertos 2020

 

Este Día de Muertos 2020 para gran parte de la sociedad mexicana será diferente; más que celebración, tal vez este día será un homenaje o un acto de solidaridad con los afligidos, apenados y desconsolados porque aún está muy cerca de un duelo.

El COVID-19 es una realidad presente, cuyos efectos reflejados en el número de fallecidos de todas las edades, profesiones, religiones, estratos sociales, en fin, a todo México nos tiene de luto.

El dolor del COVID-19 está tan presente que aún no pasa por el crisol de la memoria. Es año no es la catrina paseando entre nosotros y seduciéndonos al posible alegre mundo de los difuntos, a esa mejor vida. No, ahora en este noviembre quien se hace presente es la muerte y sus fantasmas que nos aterran y amenazan con quitarnos la vida y la de los nuestros, o bien, si es que recientemente ya se las quitó.

Hoy no es fácil abrir la ventana de la memoria para evocar sonrisas, cuando estamos ante la puerta abierta del dolor y la tristeza. Parece ser tiempo de tristeza, de extrañar a amigos, amigas, familiares y miles de héroes desconocidos desde el respeto, la solidaridad y tal vez, acompañar con el silencio el dolor de sus deudos.

 

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