Expertos del Tec hablan sobre las nuevas implicaciones éticas que han tenido los profesionales de la salud ante el COVID-19
Por Luis Mario García | campus Monterrey - 05/05/2020

La filosofía clínica construirá un nuevo contrato social después de la contingencia por el COVID-19, coincidieron expertos en filosofía y ética del Tec de Monterrey.

En el 5to Coloquio “Hacia una ética de la emergencia”, Rafael de Gasperín, Javier Serrano y Pablo Ayala señalaron que a partir de esta etapa habrá cambios importantes en la sociedad.

Creo que se nos viene un mundo posible en donde la filosofía clínica y los clínicos que se aproximan a la filosofía podemos replantear seriamente lo que nuestros colegas nos han puesto sobre la mesa: un contrato social nuevo”, expresó De Gasperín, profesor de Filosofía y Ética en el campus Monterrey.

CAMBIO EN EL ORDEN MORAL

La pandemia del coronavirus es un fenómeno epidemiológico que ha desbordado todos los algoritmos y protocolos a los que el mundo estaba acostumbrado, apuntó De Gasperín.

En el evento organizado por la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud que se transmitió vía Zoom, el docente señaló que por lo mismo la bioética actual debe cambiar.

La sociedad contemporánea cultural, en algunos casos con valores no compartidos, en que las personas tienen derechos reconocidos para tomar decisiones sobre sí mismos enfrenta a los profesionales de la salud a escenarios previamente desconocidos a los cuales debemos sumarnos con humildad por respeto a nuestros pacientes”, explicó.

Las bioéticas sobre las que estamos nosotros sosteniendo nuestras estructuras racionales, instrumentales y morales ya dieron de sí”, añadió.

De Gasperín señaló que cree es momento de que la filosofía clínica y los clínicos que se aproximan a la filosofía puedan replantear seriamente un contrato social nuevo.

Hay seres humanos que han arriesgado su propia vida por la vida de los otros, sin aganes ideológicos, sin intereses de mercado y sin seguir criterios políticos populistas, ni triunfalistas, ni de méritos.

Ellos tienen la voz filosófica de lo que está sucediendo con el ser humano hoy en día. Hay que contar historias, hay que provocar la introspección, no hay que juzgar”, mencionó.

Los panelistas expusieron sus ideas ante aproximadamente 200 personas conectadas a la plática. 
Coloquio salud

MEJORAR LA RELACIÓN CON LA CIENCIA

A pesar del trabajo que han realizado los profesionales de la salud ante el COVID-19, hay personas que no han seguido las reglas y han interrumpido el aislamiento social.

Esto se debe a una proliferación de los discursos anti científicos, manifestó el profesor Serrano el lunes 4 de mayo.

Constantemente estamos viendo como lo referentes a partir de los cuales la gente toma las decisiones ya no son los profesionales de la ciencia en cualquiera de sus ramas, no solamente la medicina”, indicó.

En ese sentido, la sociedad debe tomar conciencia de que es heredera y por tanto responsable de una ética, de una forma de entender y de actuar

Así, la primera responsabilidad social de quienes se dedican a la investigación científica y a la médica es la renovación de un contrato social con la sociedad, apuntó el profesor e investigador de la Escuela de Humanidades y Educación del Tec.

La apuesta por la ciencia y la tecnología en el que se generen las condiciones materiales y oportunas, pero sobre todo donde haya una reacción oportuna de la comunidad, y eso significa la confianza en los dirigentes y en las instituciones ameritan de una comunicación aterrizada.

Es fundamental en este contexto de incertidumbre, pero sobre todo de poca fe, hacer algo para que la gente recobre la confianza en las instituciones y en la ciencia y en la tecnología, para eso comunicación aterrizada”, expuso.

EL CASO DEL DR. LI WENLIANG

Un ejemplo de las decisiones éticas a las que se han enfrentado los profesionales de la salud ante la pandemia es el doctor chino Li Wenliang, primer médico que trató de advertir a sus colegas sobre el coronavirus el 30 de diciembre del 2019.

Fallecido el pasado 7 de febrero por el COVID-19, el doctor Li fue reprendido por la policía y se le pidió no realizar falsos comentarios.

Sus acciones lo llevaron a romper el sistema de créditos de China, guía de comportamiento que los ciudadanos de dicho país están obligados a acatar, y podía perder su trabajo e ir a la cárcel.

Aun así, puso por encima de la ley el mandato de su propia conciencia, señaló Pablo Ayala, decano Asociado de Formación Ética y Ciudadana del Tec.

Lo hizo porque está íntimamente relacionada a dos nociones que acompañan la praxis médica a nivel internacional: la objeción de conciencia y el principio de la beneficencia”, explicó.

Lin actuó, como recuerda la filósofa Adela Cortina, desde una razón práctica y categórica que establece ‘un mínimo normativo que un ser racional debe cumplir si es que quiere seguir siendo entendido como tal’”, agregó.

El también profesor de la Escuela de Humanidades y Educación señaló que sus acciones pueden ser juzgadas de acuerdo a esta pausa moral:

  • ¿Cuándo un médico detecta la presencia de un virus que podría hacerle un mal tanto para mí como los que me rodean quisiera yo que me avisara?
  • ¿Ese mismo médico querría que yo le avisara?
  • ¿Cualquier persona querría lo mismo?

Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, la actuación podría ser asumida por los demás como por uno mismo bajo cualquier circunstancia. Su obligación moral era enviar un mensaje que evitara el daño aún y cuando este fuera en contra de las autoridades”, dijo.

Después de su muerte el gobierno de China lo exoneró de cualquier falta y se le ofreció una disculpa a su familia.

El coloquio es coordinado por las profesoras María del Pilar González y Mary Ana Cordero, de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud.

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