La entrevista con el Dr. Pablo Ayala Enríquez, director general de ética, no sólo nos enseñó conceptos vivenciales básicos sino que nos hizo llorar.
Por Elba Horner - 16/10/2017

Elba Horner | Campus León

"La ética refrenda su misma naturaleza, es conocimiento práctico que nos permite tomar decisiones libres, justas, que mejoren nuestra condición de vida y que nos lleven a un horizonte más de plenitud y realización."

Así es como el Dr. Pablo Ayala comienza su entrevista durante el Congreso de Ética el pasado lunes 16 de octubre; dejando en claro que ésta se vive cotidianamente y no es para pensarse en las alturas.

"Estas mismas decisiones deben respetar la dignidad de todos los seres vivos para que sea justo". Tomando esta afirmación de nuestro entrevistado nos permitimos abordar el concepto de sentido humano. "Nuestra visión institucional ofrece un rasgo diferenciador bien importante para atender un nicho de mercado y a una demandad social", demanda que no quiere más técnicos, sino personas que sean técnicamente muy competentes y humanamente responsables

El Dr. Pablo Ayala en el Congreso de Ética de León
PabloAyala

"Sentido humano quiere decir poner nuestro talento personal y excelencia profesional al servicio de los demás". Una oración con el detonador "servicio a los demás". Y así la entrevista que prometía ser una exposición de conceptos se transformó en un mar de emociones recordando lo ocurrido del 19S, el más grande ejemplo de sentido humano.

Yo lo viví en carne propia y vi como en el campus los jóvenes se movían de una manera tan organizada, tal como si hubiéramos preparado una coreografía.

En entrevista con CONECTA nos cuenta que todo mundo sabía el rol que tenía: llevaban sombrillas, cubetas para juntar los escombros, agua, hacían vallas, otros consolaban y daban abrazos, nadie se quedó sin ayudar.

Se me eriza la piel, espero no quebrarme porque fue muy duro, pero fue gracias a la solidaridad de esos jóvenes que la desgracia no fue mayor. 

Mientras nos contaba casos que presenció, como el de una niña de 20 años que tenía el tráfico de Viaducto a sus pies para dirigirlo, pudimos relacionar esas definiciones pasadas de sentido humano y ética. Nos dimos cuenta de cómo el deseo genuino de ayudar a los demás era más grande que las trabas, incapacidades y necedades que en ocasiones protagonizan el trabajo colectivo mexicano. "Todas las tribus urbanas estaban convertidas en ciudadanos estrechando el hombro para el otro. Ahí no había más que seres humanos ayudando a otros seres humanos". 

"¿Qué haríamos sin los voluntarios?, nos desfondaríamos y no seríamos nada como país". Es entonces como estos temas de la inteligencia ética se vuelven temas emergentes y más en la coyuntura que estamos viviendo de pobreza, desigualdad y vulnerabilidad. "Por eso la ética no debería ser un tema de moda, sino la vértebra del qué hacer de las instituciones y nuestro actuar desde las profesiones".

Lee el artículo "Un día sin voluntarios" del Dr. Pablo Ayala aquí. 

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