Aquí la historia de cinco colaboradoras del Tec de Monterrey campus Laguna, quienes combinan su trabajo al servicio de jóvenes mexicanos con su labor de ser madres.
Por LUIS DANIEL SOTELO | CAMPUS LAGUNA - 09/05/2020

En el Tecnológico de Monterrey campus Laguna laboran 44 madres de familia.

Combinar el trabajo con el hogar y llevar la educación y responsabilidad de sus hijos no es tarea fácil.

En CONECTA te compartimos la historia de 5 mujeres que día a día trabajan por la formación de cientos de estudiantes mexicanos, incluso en momento de cuarentena.

 

“SER MAMÁ ES EL MEJOR ROL DE MI VIDA", JOCELYN MILÁN, LIDER DE TALENTO Y EXPERIENCIA

Desde que estudiaba el quinto semestre de Administración de Empresas, Jocelyn Milán López, líder de Talento y Experiencia en campus Laguna, se enfrentó a una importante responsabilidad laboral.

Se desempeñó como prefecta de uno de los edificios de residencias habitado por 60 alumnas en campus Monterrey, oportunidad que al tiempo le permitió convertirse en coordinadora de Control Interno por un año.

Antes de graduarse y a los 24 años ocupaba ya la dirección de Residencias Femeninas.

“Viví 10 años de mi vida en las residencias, si pasaba algo, era ir a hospitales, ser responsable y estar al pendiente del bienestar de las alumnas”, recuerda.

Esa dirección le exigió estar a cargo de 16 prefectas y el bienestar de 570 alumnas. Así, afirma, encontró su vocación de servicio.

Este sentimiento se afianzó tras convertirse en madre en mayo del 2008, experiencia que afirma, es el mejor rol de su vida.

“Mi primera misión en la vida es ser feliz, pero la segunda es que mi hija se forme como una mujer íntegra en todos los aspectos y el decirle que la misión es esa, ser felices”.

A partir del 2016 Jocelyn ha combinado su trabajo en el área de Talento y Experiencia, con sus horas frente a grupo y su labor como mamá. Desde 2017 lo hace desde el campus Laguna.

“Jocelyn (su hija) siempre fue niña de guardería para que su mami siguiera trabajando. Ahora mi momento favorito del día es estar con ella y es algo que se puede hacer en Torreón, ir a comer con ella a la casa”, expresó.

 

 

Sobre cómo ha llevado sus actividades profesionales con el hogar durante la cuarentena por COVID-19, aseguró que, ha representado un reto para poner límites en los horarios.

“Las primeras semanas eran jornadas corridas porque no había un horario de corte para ir por la niña a la escuela”, detalló.

Pero para Jocelyn Milán el Tecnológico de Monterrey es su lugar de aprendizaje y el servicio a los colaboradores su motivación.

“Es el lugar donde puedo dar lo mejor de mí, pero también aprender, es satisfacción plena, el espacio que me permite desarrollarme, pero también dar lo mejor de mí”, finalizó.

 

 

“CON LOS ALUMNOS HE ENTENDIDO A MIS HIJOS", MILAGROS HERNÁNDEZ, VIGILANTE

La actitud de servicio que una colaboradora del Tec vio en Milagros mientras trabajaba en un centro comercial le abrió la oportunidad de ser la primera mujer vigilante de seguridad en la historia del campus Laguna.

“Fue un reto para mí, yo pregunté si creían que yo podría dar el perfil. Me hicieron pruebas desde Monterrey, hice mis exámenes y después hice entrevistas con los directivos de aquí. Me hablaron el 8 de enero para decirme que me había quedado”, recordó.

Milagros Hernández Delgado inició labores como vigilante desde un lunes 20 de enero del 2018, pero antes de dedicarse a la seguridad, se desempeñó por muchos años como radióloga.

“Yo empecé en la vigilancia por pura casualidad, en ese centro comercial estaban solicitando alguien para farmacia, yo soy radióloga, pero llegué y el jefe de seguridad me dijo que, si no quería estar en la revisión y acepté”, recordó.  

 

 

Milagros asegura que dejó la Radiología para dedicar más tiempo a sus hijos, Arturo y Miguel.

“Más de 100 por ciento me he dedicado a ellos, por eso dejé el hospital donde trabajaba, era mucho tiempo y en aquel momento no había tanta medición en la radiación y era un riesgo. Nosotros como técnicos estábamos a diario ahí”, detalló.

En tiempos de cuarentena, asegura, que sus hijos han sido una gran compañía.

“No me ha sido tan difícil estar en casa porque mis chavos no son de tomar o fumar. Uno es muy deportista, estudia química y el otro es más nerd, es muy inteligente y me ha salido becado. Son muchachos muy tranquilos”, detalló.

De su experiencia en el Tec asegura lo mejor es la convivencia con los alumnos.

“Lo más bonito del Tec son los niños, tienen la edad de mis hijos. A través de ellos he entendido mucho a mis hijos. Yo soy vigilante, pero los trato con respeto, tenemos que estar al pendiente de ellos, de cómo se sienten”.

 

 

“MI HIJA ES TEC DESDE QUE ESTABA EN LA PANZA", MÓNICA TURCIOS, PROFESORA

“Yo encontré el combo completo en el Tec”, asegura Ana Mónica Lizette Turcios Esquivel, profesora de tiempo completo del área de ingeniería.

Y es que a un mes de egresar de la carrera en Ingeniería Industrial y de Sistemas, inició su experiencia profesional como asistente de directores de carrera en el Tec, lugar donde también logró conocer mejor a quien ahora es su esposo.

“Era el tiempo en que él estudiaba la maestría, nos casamos en el 2001 y en el 2004 por primera vez fui mamá. Mi hija es Tec desde que está en la panza. Yo daba clases de estadística embarazada”, aseguró.

Mónica Turcios asegura que su vida ha sido el Tec desde hace 21 años y sólo interrumpió su trabajo durante su segundo embarazo.

“En 2006 nace mi segunda hija, nació en marzo y fue el único semestre que he interrumpido clases. Desde enero de 1997 he dado clases casi ininterrumpidamente”, destacó.

 

 

Sobre sus hijas Ana Cristina y Ana Sofia, dice que son “niñas muy independientes”, formación que considera aprendieron al acompañarla al campus Laguna desde su infancia, “si yo regresara el tiempo sería mamá trabajadora otra vez”.

De momento brinda clases virtuales por toda la mañana, pero asegura que el confinamiento le ha permitido estar más de cerca de su familia y disfrutar a sus hijas.

“El reto más difícil ha sido llevar la casa, pero ellas me ayudan mucho”, destacó.

 

 

“LOS ALUMNOS SON UNA BENDICIÓN", RAQUEL GONZÁLEZ, TERAPEUTA FÍSICA

“Comencé a trabajar como a los 14 años, en una maquila, pero desde los 7 años compraba tortillas y las revendía”.

Así recuerda Raquel González Varela el inicio de una temprana vida laboral que al momento culmina con ser la terapeuta física del Tecnológico de Monterrey campus Laguna.

Pero la necesidad de trabajar desde pequeña nunca minó sus ganas por prepararse y estudiar, incluso recuerda que ayudando en casa a una profesora se pudo pagar la secundaria.

“Mi sueño siempre fue, y lo sigue siendo, estudiar medicina, ser médico. Ahora mismo me estoy preparando duramente porque quiero presentar el examen”, afirma.

Raquel inició su preparación primero con cursos de masajes en una universidad de Torreón, habilidad que le brindó un oficio que le permitía generar ingresos, además de la venta de periódico que hizo durante 18 años.

“Desde el 2010 aprendí bien a dar masajes con eso sacaba para sobrevivir y pasar el día, porque mi mama tenía cáncer y yo la cuidaba”.

 

 

A sus 33 años Raquel ya estudiaba la carrera técnica en Terapia Física y Rehabilitación, formación que combinaba con la crianza de sus tres hijas Sandra, Daniela y Adriana; y es que Raquel se convirtió en mamá a los 18 años.

En el 2015 Raquel González Varela llegó al Tec en Laguna para hacer prácticas profesionales y el tiempo que estuvo fue el suficiente para que dos años más tarde se integrara a la institución.

Desde el 2017 Raquel pertenece a las filas del Tec y su trabajo la ha llevado a ganarse el cariño de alumnos y colaboradores.

“Para mí estar en el Tec ha sido una experiencia hermosa. Los alumnos son una maravilla, una bendición, son mis niños que como hijos los estoy regañando. No hay ni un niño del que te puedas quejar, todos están muy bien educados”, expresó.

Pero para Raquel su principal función es ser madre y es por eso que asegura les brinda su mayor tiempo.

“Desde que me despierto hasta que anochece ellas andan conmigo. Mis hijas son el más maravilloso tesoro que nos pudo haber dado Dios, aunque trabaje, mi 100 por ciento siempre esta con ellas”.

 

 

“LA JUGADORAS DE TOCHO SON MIS OTRAS HIJAS", MARIANA HIDROGO, COACH

“El Tec te brinda ese apoyo de poder tener a tus hijos aquí. Mi hija nació en el tocho, es parte de las jugadoras y parte del staff”.

Afirma Mariana Alejandra Hidrogo Verdeja, quien es coach del equipo femenil de Tocho Bandera y mamá de Jimena de tan solo 4 años.

Mariana recuerda que en 2013 llegó al Tec de Monterrey por invitación de una alumna quien la retó a jugar un deporte poco conocido tras dedicarse de lleno al voleibol.

“Era el intento de sacar un equipo nuevo de ese deporte, pero que pudiera dar resultados al campus, así que reclutamos a jugadoras de diferentes deportes”, explicó.

Tras ganar un campeonato de categoría B en la Liga Tocho Laguna, los directivos del Tec decidieron que el grupo sería parte de los equipos del campus.

“A las chavas les gustó la forma en que empecé a dar el deporte y ese mismo semestre me permitieron ser entrenadora”, detalló.

Desde el 2014, Mariana es coach del equipo, pero antes de este trabajo se recibió como licenciada en Negocios Gastronómicos y aunque ejerció en algún tiempo su vida la llevó a una institución bancaria desde el 2013.

Sin duda su mejor trabajo lo obtuvo en el 2016 cuando se convirtió en mamá.

“Fue un regalo de Dios, es lo más bonito que me ha pasado en la vida, es una oportunidad muy grande de educar y darle todo mi amor a una niña”, describió.

 

 

Durante los esfuerzos de mantener todo en equilibrio por la contingencia del COVID-19 asegura que ha podido organizarse con todos los trabajos.

“Está padre porque ahora que estamos en cuarentena te das cuenta de que estás acostumbrada a estar en todo, y es igual, pero ahora en casa. Hago home office y así también estoy con mi hija también”.

Mariana junto al resto del equipo ha conseguido victorias constantes desde la fundación de la selección, tanto en ligas regionales como nacionales.

“Hemos logrado reclutar jugadoras con mucho talento y han destacado bastante. Pienso que el fogueo regional y nacional nos ha llevado a mantenernos y a seguir creciendo y buscando esa motivación para estar a la vanguardia”.

Con un especial cariño recuerda a ese equipo fundador que durante más de cuatro años logró buenos resultados, pues afirma que gracias a ellas el equipo es posible.

“Yo estoy muy orgullosa de ser parte de ellas, son mis otras hijas, tengo como 15 hijas más y ese es el reto, me dan la motivación de guiarlas, pues además de sus mamás la escuela y el deporte te dan esa formación que necesitas”, finalizó.

 

 

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